Alejandro Lorca
Catedrático Honorario de Fundamentos del Análisis Económico
Los orígenes de la Biblioteca de la Facultad
Los orígenes de la Biblioteca de la Facultad
por Alejandro Lorca
Hace algunos días, el profesor Oubiña, amigo y compañero, me pidió que escribiera algunas líneas describiendo los primeros pasos de la Biblioteca de la Facultad y éste es el propósito de estas páginas. A mi edad, mi memoria me falla en ocasiones por lo que pido perdón al lector si cometo alguna equivocación.
Mi descripción empieza hacia el curso de 1976, por aquel tiempo yo volvía a la UAM, ahora ubicada en Cantoblanco, y digo volvía porque había estado de profesor en esa universidad en sus principios en el Parque del Retiro. Desde 1968 hasta 1976 estuve en la Universidad de Valencia y en Harvard University. Pocos meses antes que terminara mi contrato en Harvard, recibí una carta del entonces director del Departamento de Teoría Económica de la Facultad ofreciéndome una plaza de profesor.
Mi contacto con el profesor Lasuén venía desde 1959 en la Universidad de Barcelona. Curiosamente, la oferta incluía como condición que aceptara el cargo de Decano de la Facultad. Yo tenía experiencia en la administración universitaria ya que había ocupado el cargo de Decano en la Facultad de Económicas de la Universidad de Valencia. El motivo de esta condición era el conflicto existente en aquella época en la Junta de Facultad, por cuestiones académicas y administrativas, que no vienen al caso, diferencias que, como todos sabemos, se dan inevitablemente con cierta frecuencia en una Facultad. El hecho es que las partes en conflicto me aceptaban como mediador y así es como llegué al Decanato de la Facultad.
El conflicto se resolvió con cierta facilidad gracias a la generosidad de todos y la intervención del Rectorado de la Universidad. Así es que me encontré con tiempo para realizar proyectos en los que ya tenía experiencia con anterioridad.
Dos de estos proyectos eran: el establecimiento de relaciones con universidades extranjeras y la reorganización de la Biblioteca. En el proyecto de establecimiento de relaciones con universidades americanas y europeas, tuve la inestimable ayuda del profesor Lasuén. Con su ayuda, estuve también de profesor visitante en una docena de universidades por lo que no fue difícil establecer programas de intercambio de profesores y estudiantes, así como organizar equipos de investigación y reuniones interuniversitarios.
Más difícil fue el proyecto de reorganización de la Biblioteca. Cuando llegué al Decanato en 1976, los fondos y recursos bibliotecarios estaban repartidos temáticamente por Departamentos. Esta organización era defendida “a capa y espada” por los directores ya que, de esta manera, se aseguraban la obtención de los libros que necesitaban sus respectivos departamentos para las investigaciones que estaban realizando sus profesores.
Ésta es la misma organización que había en Valencia cuando llegué al Decanato. No hay duda de que esta organización de la Biblioteca tenía ventajas para los Departamentos, pero imponía serios problemas para la Facultad y la administración de su presupuesto.
Para resolver el problema, apliqué el mismo sistema que utilicé en Valencia y en el que fui ayudado por el Administrador de la Facultad. El sistema fue acudir a las unidades superiores de la administración de la universidad y, al mismo tiempo, tratar de convencer a los directores de departamento. Claro está que tuve que obtener un aumento del presupuesto de la Biblioteca. A pesar de ello, no todos los directores estaban de acuerdo con la centralización de los fondos y recursos bibliotecarios, pero al final, y después de un largo tiempo de obras para concentrar todos los libros en una sola instalación, la Biblioteca se centralizó.
Su funcionamiento fue excelente gracias al personal bibliotecario. Este funcionamiento convenció a los usuarios del acierto de la reorganización de la Biblioteca. Ésta, sin duda, fue la razón por la que, en años posteriores, la Junta de Facultad propuso llamar por mi nombre a la Biblioteca de la Facultad, instalando una placa conmemorativa.
Más adelante, doné una parte de mi biblioteca personal a la Facultad, y doné a la biblioteca de la Facultad de Humanidades mi colección de libros de la Guerra Civil española reunida principalmente durante mi época de estudios y trabajo en Londres, dónde tuve la suerte de ser asesorado por participantes de las Brigadas Internacionales y profesores de Historia de Oxford University. Por último, he donado mi colección de libros de Relaciones Internacionales, geopolítica y geoeconomía a la Escuela de Inteligencia Económica de nuestra Universidad.
Para finalizar, permítame el lector una reflexión sobre las Bibliotecas. Hoy en el mundo digital, hay quien piensa que sus libros y el papel están perdiendo su función en las universidades y centros de investigación. Mi experiencia me reafirma que ésta es una opinión equivocada, y que una universidad que quiere realizar investigación de primera línea, debe contar con una biblioteca excelente y con magníficos bibliotecarios.
Autor
Alejandro Lorca
Catedrático Honorario de Fundamentos del Análisis Económico
alejandro.lorca@uam.es
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!