Ignacio
Cruz Roche
Catedrático
de Marketing
El atractivo de la Facultad de Económicas y Empresariales de la UAM: una ruptura en el panorama universitario de los setenta
El atractivo de la Facultad de Económicas y Empresariales de la UAM: una ruptura en el panorama universitario de los setenta – Ignacio Cruz Roche
por Ignacio Cruz Roche
Cuando en 1970 terminé mi Licenciatura en Derecho en la Universidad Complutense que simultaneé con la Licenciatura en Administración y Dirección de Empresas (ICADE), los estudios de Administración de Empresas se encontraban en una etapa muy incipiente.
Los estudios de Administración de Empresas en las por entonces recién creadas Facultades de Económicas estaban vinculados a las antiguas Escuelas de Comercio que tenían una fuerte carga de Contabilidad y de técnicas de Investigación Operativa aplicadas a la empresa.
La UAM ofrecía una estructura organizativa diferente ya que no se correspondía con las denominaciones administrativas de las Cátedras existentes (Contabilidad y Economía de la Empresa), sino que las planteó desde un enfoque funcional de la empresa: Contabilidad, Organización de Empresas, Financiación y Comercial.
El esquema organizativo de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAM se caracterizó por un nuevo modelo en el que los profesores eran contratados con independencia de que tuvieran la consideración administrativa de Catedráticos. Este modelo de contratación permitía incorporar de una parte a Catedráticos más jóvenes sin pasar por un concurso de traslado – lo que suponía poder elegir al profesorado funcionario-, pero también incorporar a destacados profesionales provenientes de empresas punteras. Así, por ejemplo, el departamento de Dirección de Empresas tuvo como primer director a Rojas, en Financiación a Dionis y en Comercial a Pérez Payá.
Se trataba de un profesorado con una experiencia empresarial que compatibilizaban con la docencia y, por lo general, con formación en Universidades norteamericanas, lo que permitía incorporar la últimas corrientes en cada disciplina.
La estructura de los estudios universitarios en España en aquellos tiempos era muy rígida: itinerarios cerrados, organización anual de las asignaturas, no existía optatividad, ni posibilidad de combinar estudios de varias titulaciones. El plan de estudios de la UAM se organizaba semestralmente, incorporaba las asignaturas optativas, existían itinerarios de especialización, y lo que era muy atractivo para mí, permitía la incorporación a un doctorado proviniendo de otras titulaciones. En mi caso personal, con una titulación oficial en Derecho y con un título privado en Administración de empresas, la Universidad convencional me permitía solo hacer un doctorado en Derecho, pero no en Economía y Empresa.
Los estudios de doctorado de la Facultad de económicas de la UAM se estructuraban en un ciclo básico para los estudiantes que no provenían de las Facultades de Económicas y un ciclo específico de materias orientadas hacia el desarrollo de la tesis doctoral. En octubre de 1970, en el antiguo edificio ubicado en el Retiro, cursé el ciclo básico integrado por asignaturas tales como La empresa como sistema, Teoría Económica, Sistema Monetario, Sistema Fiscal, Matemáticas para la gestión, Régimen Jurídico de la empresa, Organización Industrial y Econometría.
Durante el desarrollo del ciclo básico, que se impartía mediante un sistema de tutorías y que se correspondía en grandes líneas con el desarrollo de materias de un Segundo Ciclo que aún no estaba impartiéndose en la Facultad, tuve la oportunidad de relacionarme con un profesorado entusiasta, con una alta dedicación a la universidad -algo que no era tan frecuente en la universidad española de la época, en la que generalmente se simultaneaba la dedicación universitaria con el desempeño de otras actividades en el sector público y en el privado-.
En el curso 1970-71 realicé los estudios del ciclo básico del Doctorado, finalicé el sexto curso de la Licenciatura en Ciencias Empresariales en ICADE y me incorporé a la actividad docente. En ICADE, los profesores José Luis García Delgado (que desarrollaría una brillante carrera académica en Estructura Económica) y Enrique Barón (que optó por una carrera política en la que fue Ministro en España y Presidente del Parlamento Europeo) me ofrecieron incorporarme como Profesor Ayudante a la asignatura de “Introducción a las Ciencias Económico-Sociales” de primer curso. Fue mi primera experiencia docente, con un grupo de 3 horas semanales y un programa cuyo objetivo era presentar a los estudiantes las claves de sus estudios posteriores de economía y empresa con un enfoque estructural e institucional.
De esta época arranca una preocupación por intervenir en el debate económico de la sociedad. Eran tiempos difíciles en los que las publicaciones estaban sometidas a la censura franquista, que algunas revistas intentaban superar. En los años setenta realizo colaboraciones frecuentes en revistas tales como Mundo Social, Cuadernos para el Diálogo, Triunfo y Cambio 16, que representaban al pensamiento crítico con el régimen.
Eran años en los que la Universidad española empezaba a crecer y a modernizarse, lo que suponía unas oportunidades interesantes y la posibilidad de desarrollar una carrera académica. El departamento de Dirección de Empresas de la UAM me contrató para el curso 1971-72, como Profesor Ayudante con dedicación plena (no exclusiva) con una retribución de 6.000 pesetas mensuales, que no estaba mal para la época. En este curso la Facultad se trasladó a las actuales instalaciones de Cantoblanco, en lo que para la época eran unos equipamientos de aulas, despachos y espacios comunes envidiables.
En principio, los profesores ayudantes no tenían responsabilidad docente sobre ningún grupo de alumnos y mis tareas serían culminar mis estudios de doctorado y avanzar en la realización de la Tesis doctoral. Sin embargo, la realidad fue bastante diferente. En esos años los estudiantes eran muy reivindicativos y exigentes, tanto en política como en materia académica, y no era infrecuente que los decanos y directores de departamento tuvieran que intervenir antes las demandas estudiantiles. En el mes de noviembre, los estudiantes de un grupo de segundo curso de la asignatura de Administración de Empresas forzaron la sustitución del profesor encargado del grupo y como solución de emergencia me hice cargo de la misma. Se trataba de un programa que desarrollaba un conjunto de técnicas de investigación operativa aplicadas a la empresa, fundamentalmente programación lineal y PERT. Conseguí abordar satisfactoriamente este desafío (al menos a mí no me echaron los alumnos), con el inestimable apoyo de Leandro Cañibano, si bien me supuso una carga de trabajo muy considerable (clases, preparación de ejercicios, etc.), ya que no tenía experiencia previa en esta materia y mi incorporación se produjo de un día para otro.
En el segundo semestre, renunció uno de los profesores que iba a impartir la asignatura de cuarto curso de Teoría de Sistemas. Posiblemente, el Director del Departamento, el profesor Calafell -del departamento de Contabilidad- que se había hecho cargo del departamento de Organización de empresas, consideró que si había salido indemne del encargo de la asignatura de segundo curso, quizás podría resolver también esta nueva papeleta. La asignatura de Teoría de Sistemas era una asignatura muy teórica que combinaba los enfoques de dinámica industrial de Forrester, de gestión de sistemas de Melése y de “management” de Jhonson, Kast y Rosenzweig. Un auténtico reto, si bien en este caso el encargo me lo hicieron con un mes de antelación y conté con la orientación y ayuda de Eduardo Bueno.
Además ese año realicé los cursos específicos del doctorado: “El sistema de información en la empresa”, “Sistemas y subsistemas de precios”, “la teoría lineal de la contabilidad”, “La información contable en los grupos de empresas multinacionales”, “Oferta y demanda de dinero”, entre otros.
El curso 72/73 paso a ser Profesor Adjunto de Universidad Contratado con las mismas responsabilidades docentes del año anterior más el encargo de una nueva asignatura optativa de 5º curso denominada “Empresas Multinacionales”, tema que entonces era una novedad en el panorama académico español. En esos tiempos, en ausencia de Internet y Amazon, la bibliografía básica no era fácil de conseguir y aproveché el verano para realizar una estancia en Londres para consultar los programas de las universidades más punteras y adquirir la bibliografía más moderna inexistente en España.
Durante ese curso se produce un relevo en el Decanato siendo sustituido el profesor Lasuén por el Pr. Calafell. Esto supuso un cambio en la orientación de la Facultad, que se consideraba excesivamente aperturista para el régimen franquista y supuso la vuelta a un modelo más autoritario, menos participativo y en el que los sistemas de provisión de plazas se apoyaban de nuevo más en los Cuerpos Estatales que en la contratación.
Como consecuencia de esta nueva orientación se produce la incorporación del Pr. José María Fernández Pirla, Catedrático de la Universidad Complutense y Agente de Cambio y Bolsa. Durante este curso y sin estar aún incorporado a la UAM, se hace cargo de un grupo de tarde de Introducción a la Economía de la Empresa de primer curso. El decano Calafell me asigna como apoyo del Profesor Fernández Pirla, lo que suponía ir a recogerlo con mi Seat 850 a su despacho de la calle Recoletos, acompañarle a la UAM, asistir a sus clases, tomar apuntes y posteriormente editarlos para los alumnos, y también que -cuando él no podía asistir a clase- yo tenía que desarrollar el tema que me dijera por teléfono. Por supuesto, me hacía cargo de los exámenes y de su corrección. Fue una toda una experiencia con la universidad tradicional.
Continúo realizando publicaciones en las revistas de divulgación económica de la época en temas de actualidad. Uno de ellos, la Seguridad Social era especialmente desconocido en esos años. No existían cuentas anuales oficiales y tan sólo en la revista del Ministerio de Trabajo se publicaban con mucho retraso unas cuentas poco desglosadas y que eran firmadas por la funcionaria que las elaboraba. El Profesor Juan Velarde, Catedrático de Estructura Económica de la Complutense me anima a profundizar en este tema y a realizar un primer estudio integral. Bajo su dirección me presento a una Beca de la Fundación Juan March, que eran las becas de mayor prestigio y dotación económica de la época, que me conceden en mayo 1972.
La flexibilidad de las normas de Doctorado de la Universidad Autónoma permitió que la Tesis pudiera ser dirigida por un profesor de otra Universidad y que ,a partir del trabajo presentado a la Fundación March, realizara mi Tesis Doctoral titulada “La Seguridad Social en España 1963-1972: un análisis económico” que defendí el 14 marzo 1974 ante un Tribunal presidido por el Pr. Castañeda Chornet e integrado por los profesores Lozano López, Prieto Pérez y Santillana del Barrio, con el Pr. Velarde Fuertes (como ponente).
Esta trayectoria académica, poco ortodoxa para los usos de entonces, fue posible gracias al modelo innovador que siguió la Universidad Autónoma de Madrid desde su creación y que supuso una bocanada de aire fresco anticipándose a los cambios que luego vendrían en la Universidad española.
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Hola Nacho. Me ha encantado leer tu artículo. Pero quiero más 😉 A ver si en un próximo post nos cuentas cómo se fue formando el área de Comercialización e Investigación Comercial en la UAM y la UDI de Marketing. Con esa memoria que tienes (yo ya casi ni me acuerdo del nombre de muchas asignaturas), será muy interesante de leer. Por cierto, las fotos impresionantes. Y la anécdota de ir a buscar al profesor en el 850, pasar sus apuntes y prepararte las clases según te dijera por teléfono, me ha hecho reír. Un abrazo, Mónica
Muchas gracias Nacho por la mención que haces de mi persona. En aquellos primeros tiempos de la Facultad, años 70, casi todos éramos jóvenes y entre todos ellos tú el más joven. Nuestra vocación estaba clara, pero la tuya todavía más, por aquello de las dificultades y barreras con los títulos no oficiales, como entonces era el de ADE de ICADE. Con tu título oficial de Derecho y la abierta orientación de la UAM para la admisión en sus Doctorados de títulos diversos, españoles y extranjeros, quedaron solucionados los problemas de muchos, el tuyo entre otros.
Ambos nos vimos envueltos en la política universitaria de nuestra Universidad en los inicios de la democracia, quizá tu también un poco más tarde, y pasamos ambos por puestos de Secretario General y Vicerrector, contribuyendo con ello a la gestión de la institución.
En resumen, se inició y continúa entre ambos, una amistad inquebrantable.