Javier
Oubiña
Departamento de Financiación
e Investigación Comercial
Gervasio, referente de la Conserjería de la Facultad
Gervasio, referente de la Conserjería de la Facultad
por Javier Oubiña Barbolla
Gervasio no necesita presentación. Ni necesita que figuren sus apellidos junto a su nombre de pila, porque, en cuanto se lo citas a cualquier trabajador de la Facultad, en seguida lo asocia y lo identifica con su persona. Es Gervasio. Y forma parte, sin ninguna duda y con todo merecimiento, de la historia de esta institución.
Actualmente tiene 81 años y está retirado en Madrid, en el barrio de Manoteras, distrito de Hortaleza, en el que preside el Centro Municipal de Mayores, y organiza diversas actividades lúdicas destinadas a este colectivo. Quedé allí a comer un día con él, y recabé la información sobre su vida y trayectoria profesional que reproduzco a continuación.
Gervasio Rodríguez Rodríguez nació a finales de la guerra civil española en 1939, en el pueblo de Cincovillas, de la provincia de Guadalajara, que actualmente cuenta con 22 habitantes, pueblo en el que creció durante la dura posguerra. Tercero de cuatro hermanos, se casó a los 26 años y se vino a vivir a Madrid, dónde comenzó a trabajar en una empresa de transportes de mercancías.
Su mujer trabajaba en el hogar de Manuel Fernández-Galiano, reconocido catedrático de filología griega, sevillano, que tras pasar por el Instituto Isabel la Católica y la Universidad Complutense, recayó en la Universidad Autónoma de Madrid. De la mano de Manuel, Gervasio entró de Conserje en la UAM en 1968, alternando su actividad profesional entre las dos sedes con las que contaba la universidad en aquel entonces, la antigua Escuela de Ingenieros de Caminos de la calle Alfonso XII en el Retiro, y el local cedido por el Instituto Nacional de Industria de la Casa de Campo. El ministro Villar Palasí promovió rápidamente la estabilización de aquellas plazas de ordenanza, y las sacó a concurso a los pocos meses, por lo que, en seguida, Gervasio entró a formar parte del cuerpo de funcionarios del Estado.
Con la inauguración del Campus de Cantoblanco en 1971, le destinaron a la Conserjería de la Facultad de Ciencias en la que permaneció hasta el año 1982, fecha en la que concursó, con otros cuatro candidatos, a la jefatura de la Conserjería de la Facultad de Económicas, plaza que ganó y unió definitivamente su destino a nuestro Centro.
Mantenía relación con el Conserje Mayor de Rectorado, Alfonso Iglesias, sustituyéndole en su puesto cuando éste tenía que ausentarse. En Económicas, en aquel entonces, estaban él y otras tres personas: Juan, Antonio y Luisa, a las que se unieron más adelante otros tres contratados laborales, Antonia, María y Teo, formando una plantilla en Conserjería de 7 trabajadores hacia finales de los años 80 y principios de los 90.
Había dos turnos fundamentales, mañana, de 8:00 h. a 15:00 h., y turno de tarde, de 15:00 h. a 21 h.; Gervasio hacía los dos turnos, estaba el día entero en la UAM, y hacía guardias varios fines de semana, mínimo uno al mes. Su vida era la Universidad y la Facultad. Muchas, muchísimas horas extras, pero está muy agradecido porque comenta que, esas horas, le han sido computadas y reconocidas a efectos de pensión de jubilación, lo que le ha venido muy bien económicamente en esta fase de su vida.
En este sentido, reconoce que él, obviamente, no crió a sus tres hijos sino que fue su mujer quien se encargó de todo lo relativo a su cuidado, él se centró prácticamente de forma exclusiva en su trabajo, si bien, todo el tiempo restante que tenía, lo dedicó por entero a su familia. El sereno cerraba la Facultad a las 21:00 h., y relevaba al ordenanza que estaba a esa hora, hasta que llegaban los compañeros del turno de mañana.
Gervasio sonríe mientras evoca la ubicación del cuartel de la Guardia Civil en la ladera de atrás, zona norte, del campus de la universidad, y los altercados y movilizaciones que tuvieron lugar hasta la retirada de ese Cuartel hacia mediados de los años 70.
Se acuerda del curso de formación que organizó la universidad para el personal de Conserjería, para que varios pudieran obtener el título de educación básica equivalente a Primaria, en el que aprobaron todos, si bien Gervasio ya había obtenido el certificado de estudios primarios en Guadalajara. Pero rememora con nostalgia las clases, la relación con los profesores y aquella experiencia de participación activa en el aula.
Gervasio recuerda que, durante el periodo que estuvo estudiando la carrera el aquel entonces Príncipe Felipe, acudía todos los domingos a primera hora a la Facultad, para atender al cuerpo de policía que inspeccionaba y revisaba la seguridad de todas las instancias por las que iba a pasar, a lo largo de la semana, el actual rey Felipe VI.
De aquella época, recuerda con aprecio su relación con quien ocupaba el puesto de Decano, Juan José Durán, así como con varios profesores que formaron parte de aquel programa de formación al Príncipe, como Fuentes Quintana o Javier Etayo. Y me habló de los cafés que tomaba junto al estudiante Felipe y el profesor Tierno Galván, así como de una fiesta importante que se celebró, con motivo de la inauguración de la Locomotora de tren situada en el Campus, a la que asistió la Familia Real al completo.
Gervasio confiesa que se ha sentido siempre especialmente a gusto en nuestra Facultad, tanto, que le era muy difícil señalar a algún profesor, gestor o estudiante en particular, si bien, por nombrar algún caso entre los muchos existentes, me llamó la atención el especial cariño con el que mantiene en su memoria el reloj de oro que le regaló la profesora Pilar Martín Guzmán un día antes de su jubilación, por la emoción que sintió en aquel momento.
También recuerda cuando se perdieron unos archivos importantes de Hacienda Pública y el profesor Maximino Carpio, desesperado por la relevancia de los documentos, le pidió ayuda para encontrarlos, tarea a la que dedicó mucho empeño y, con la ayuda inestimable de los estudiantes y del propio Maximino, terminó encontrándolos y devolviéndolos a su destino.
Me enseñó riéndose una fotografía en la que sale vestido con la indumentaria académica oficial de la universidad, toga y birretes incluidos, que le invitaron a ponerse los miembros de un equipo decanal en uno de los actos oficiales que se celebraron en la Facultad, símbolo claro del grado en el que toda la Facultad le consideraba uno de sus máximos representantes. Y así podríamos seguir con infinidad de anécdotas con cada una de las personas que pasaron por nuestro Centro.
Me enseñó con mucho cariño, la llevó en su caja a la comida, la medalla de jubilación que le hizo entrega el entonces rector Ángel Gabilondo, y una foto de un cuadro dedicado a él que le regaló el príncipe Felipe seis meses antes de jubilarse. Gervasio se despidió de todos sus compañeros en un acto homenaje, organizado por la Facultad, al que acudieron un número enorme de personas, acto del que dejan constancia varias de las imágenes que aparecen en este post.
Pero su relación con la universidad no ha terminado del todo, sigue hablando de vez en cuando, por teléfono, con algunos compañeros que le llaman para preguntarle qué tal le va. Alguno de ellos, como Juan San Román, le invitan todos los años a una cena de Navidad que organiza junto a otros compañeros el 23 de diciembre, y a la que Gervasio solo ha faltado el último año porque, como dice, se alarga hasta entrada la madrugada, y ya es quizá demasiado para su edad, pero sin duda ha disfrutado todos estos años de momentos realmente agradables en la misma.
Le encontré muy bien de salud, tanto a nivel físico como mental. Me dijo que “no tomaba ninguna pastilla”. Desde luego está realmente activo con los proyectos que organiza desde el Consejo de Dirección del Centro de Mayores de Manoteras, tanto que, cuando intenté quedar con él para la comida, me hizo gracia que me pidiera que le especificara el día y la hora, para buscar hueco en su agenda. De hecho, le noté con ganas de dejarlo después de 12 años en ese puesto, para poder disponer de más tiempo de descanso. Gervasio sigue unido a su mujer y tiene tres hijos, unos de los cuales continua la vinculación familiar al estamento del personal de Administración y Servicios de la UAM, en la Facultad de Filosofía y Letras.
Autor
Javier Oubiña Barbolla
Departamento de Financiación e Investigación Comercial
javier.oubinna@uam.es
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